jueves, 14 de agosto de 2014

un puño para la nada

Por XervanteX

"Iba a ser un hippie pero el cabello se me cayo, entonces me convertí en Nadaísta"

Ese día amanecí con ganas de ser alguien para ayudar a alguien, sin embargo el Conductor del bus me tuvo que fiar unas monedas porque no tenía completo el pasaje, y cuando llegue a mi destino me paré en la puerta y una señora me confundió con el Vigilante, cosa inverosímil y lo digo porque eso era humillante para el Vigilante, un tipo correcto que tenía un trabajo honroso, pagaba salud y pensión, y quizá hasta tuviese una familia: esposa e hijo(s), yo ni eso.

Tampoco pude ayudar a una chica con el mandado, ni a otra que paseaba su mascota, en fin parece que el mundo se lame solo.

Quise brindarle una sonrisa a una chiquilla que parecía deprimida, le insinué si podía hacer algo por ella pero me detuvo en seco con su versión de que estaba enferma, tenía cáncer. Yo no tenía la cura.

Así las cosas pensé en buscar a algún limosnero para darle un billete roto, ¡nada!.

Y fue ese día cuando comencé por cavar mi trinchera haciendo alarde de que era un "don nadie" pero que tenía algo para decir, me convertí en escritor, en cuentero, en relator, en difusor de una causa sin pies ni cabeza al mando de un señor que vestía de negro y que ya se había muerto. Honré a los vivos con el recuerdo de su ideal y comencé a luchar por cosas insignificantes como el amor y el dinero o tan importantes como esa nada en la que me sumerjo a diario para evitar ahogarme en la realidad.

 


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