miércoles, 18 de octubre de 2017

Las damas y las armas Epílogo fantasmal

Por XervanteX

Yo elegí una dama pero para usurpar su derecho a la libertad, solo fui el castigo para ella, yo dependí de su afán, de su quizá modestia, de su inocencia y temprana edad, por ella es que estoy aquí.

Y así puede que sea el destino de todos: robando a otra persona su vida por un cordón umbilical, con la preocupación, con esa ocupación a toda hora y a todo llanto, y esa incapacidad de que la vida nos provee en los tempranos años.

Evité las armas de todas formas posibles y aún cuando por curiosidad sostuve una en mi mano, supe luego que todas las personas tienen en su ser un odio y una posibilidad o idea con un arma, todas las personas guardan un rencor guardado.

Aprendí el mecanismo de un arma de fuego y a afilar una lámina de una navaja, única arma que a todas parte llevo con el fin de que si llegado el momento de desesperación pueda usar en mí, soy incapaz de accionar contra alguien mi odio.

Espero este texto tenga la acogida y aún cause la inquietud en el lector y pueda germinar en miles de pensamientos que no se nieguen a hallar la libertad para ser conocidos.

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